miércoles, 17 de agosto de 2016

Inmortales (1): Hang Chung Li


Los inmortales taoístas, que son ocho en total, son seres humanos legendarios que según la tradición, alcanzaron la inmortalidad por medio del taoísmo. Representan todos los aspectos de la humanidad, incluyendo la juventud y la ancianidad, lo masculino y lo femenino, la salud y la pobreza. Es posible que algunos de estos personajes estén basados en figuras históricas reales, de carne y hueso. A través de los siglos, han servido de inspiración en el arte y el drama, y sus historias probaban que cualquiera podía lograr la inmortalidad actuando conforme a la naturaleza del Tao.
Cada inmortal posee su historia y su significado propio. Representan, así, grupos diferentes de personas (por ejemplo, la nobleza o la mujer soltera), llevando consigo objetos o símbolos, que ayudan a identificarlos.


Hang Chung li fue un noble que se convirtió en ermitaño a edad avanzada; tenía el poder de transformar en plata el metal base y entregaba las ganancias a los pobres. Llevaba un durazno, símbolo de la inmortalidad, o un abanico de plumas de ave. Representa al militar.

Fue así que se volvió inmortal: cierto día se encontraba sentado meditando en su cueva cuando las paredes se abrieron y revelaron un cuarto iluminado por una luz extraña. En el interior de la pequeña habitación había un estuche de jade que contenía el secreto de la inmortalidad. Despúes de seguir las instrucciones que encontró allí mismo, la cueva se llenó de perfume y música, y una cigueña entró y se lo llevó a cuestas a la isla encantada de P´eng lai, uno de los paraísos taoístas.


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