lunes, 1 de agosto de 2016

Apología del Taoísmo

Erraría quien quisiera encontrar la expresión genuina del Taoísmo en los ritos demasiado groseros, en las vulgares supersticiones, en los usos mágicos que absorben y constituyen gran parte de la vida religiosa del pueblo chino.
Este Taoísmo no tiene mayores relaciones con el Taoísmo primitivo que las que pueden existir entre las creencias lamanísticas y el Budismo de Sakyamuni. Y por lo demás, este hecho se explica. Taoísmo y Budismo, en su esencia originaria, fueron formulaciones de pensamientos filosóficos que, por el contacto cada vez más íntimo con la vida, se modificaron a la vez en sistemas religiosos, los cuales tanto más se bastardearon cuanto mayor fue la fortuna que tuvieron.
Y esto debía ocurrir mucho mejor en el Taoísmo, en donde el elemento especulativo tiene tanta preponderancia, que ha hecho creer a algunos críticos que se trata de un sistema metafísico puro y simple, que excluye completamente toda exigencia ética.
Equivocadamente, porque la indagación metafísica sólo sirve de propedéutica a aquellos preceptos de carácter y valor puramente prácticos que constituyen, en realidad, el objetivo esencial del Taoísmo antiguo, para el cual el conocer sólo es un necesario instrumento para obrar bien.


Apología del Taoísmo.
Giuseppe Tucci.
Editorial Dédalo.


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