jueves, 3 de diciembre de 2020

Creatividad y alquimia interior (por María Asunción Beltrán)


Creatividad viene del griego poiesis –dar vida a algo nuevo–, y supone espontaneidad, imprevisibilidad, novedad y libertad. No surge del nivel consiente sino que irrumpe de la zona oscura del inconsciente, que la conciencia capta y armoniza. Contra lo que se pensó durante mucho tiempo, la creatividad no pertenece a unos pocos sino que es de dominio humano. El instinto creador, tal y como lo conceptualiza Jung, es un poder interior que forma parte de cada ser y le permite actualizar su potencial, y a la humanidad evolucionar. 

Si bien algunos conservan desde que nacen este poder a flor de piel, la creatividad es una cualidad desarrollable. Para ello es necesario favorecer variables como la fluidez, la flexibilidad, la originalidad, cada una de las cuales se ejercita, lo que principalmente implica liberar bloqueos culturales, corporales y mentales ligados a pautas rígidas, a trabas y a prejuicios. En este proceso, se debe apelar a recursos que propicien la apertura del imaginario. 

La creatividad como proceso alquímico nos permite, a través de una práctica concreta y con la ejercitación adecuada, soltar las tensiones de la mente egoica y dejar que fluyan las imágenes inconscientes, las ideas y fantasías del imaginario, que pueden ser captadas por formas plásticas, literarias, teatrales o corporales, y traídas al marco consciente. Tanto en el proceso creador como en la alquimia, la transformación se da en fases continuas y superadoras que llevan al sujeto a una mirada cada vez más amplia de su mundo interno y por lo tanto a una ampliación de su consciencia. Estas fases parten del caos para llegar a la iluminación y a la transformación. 

Para promover el auto-descubrimiento y el desarrollo personal a partir del imaginario, la individuación es un aspecto clave, en tanto movimiento hacia la totalidad psíquica integrada y armónica de los opuestos: consciente-inconsciente, persona-sombra, pensamiento-sentimiento, sensación-intuición, instinto-espíritu, personal-colectivo, masculino-femenino, yo-ser. A medida que acercamos el inconsciente a la consciencia con una metodología adecuada, apelando a la imagen como disparador y a los recursos expresivos –corporales, lúdicos, plásticos teatrales, literarios– como canalizadores, la visión de nosotros mismos es cada vez más completa a medida que el ego da paso al Sí Mismo.

Psicóloga - Analista junguiana especializada en sueños y creatividad

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