lunes, 8 de julio de 2019

Somos en el Tao (por Alejandro O. Nepote)


Estamos dentro de Tao, existimos en el interior de él.
No es que tengamos que buscarlo ni hacia afuera ni hacia dentro del Ser, pues, estamos adentro de él, existimos en Tao, vivimos y somos en su interior, nada hay fuera de Tao, todo está dentro de él y en él.
De este modo fue mi encuentro en Tao después de tanto buscarlo y encontrarlo por todas partes y en todo lugar, adentro y afuera. Y lo comento en primera persona para evitar pluralizar todo el contenido de esta vivencia.
Estoy dentro de Tao, éste fue mi mayor descubrimiento, encontrarme en él, encontrarme con él, ya no adentro mío ni afuera de mí, sino, estando yo dentro de él. Fue una iluminación, y, claro, una revelación trascendental que me aportó una mayor visión de la esencia y lo esencial de esta filosofía singular.
Por supuesto que ésta es una concepción que han madurado muchísimas personas y todo caminante del sendero orientado al despliegue del potencial inherente al Ser, pues bien, a mí me llevó mucho más tiempo darme cuenta de esto que a la mayoría de los caminantes.
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Estamos dentro del Tao, y esto cambia radicalmente la perspectiva, en realidad la variante es insignificante, pero el impacto en lo que respecta a la conciencia puede ser trascendental. Son cuatro las ópticas: “el Tao está afuera en todas partes” (1), “el Tao está adentro de cada Ser” (2), “el Tao está adentro y afuera al mismo tiempo” (3), y, “estamos inmersos dentro del Ser de Tao” (4). La cuarta percepción cambia completamente la concepción que se tiene de Tao y de la existencia.
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La humanidad se encuentra dentro de Tao, la tierra, la galaxia, el universo, la existencia entera con sus infinitos cosmos, todo, absolutamente todo, se encuentra dentro de Tao. Nada hay que se encuentre fuera de él.
De tal modo, que, esta dimensión en la que estamos, vivimos y existimos, es el Tuhua-Tao (獨化道 dúhuà-dào), la “auto-regeneración de la Unidad esencial del Uno indivisible del Wutao-Taoi (無道-道一 wúdào-dàoyī), que es, en sí, la mismísima esencia de Tao".
No podemos morir más allá de las apariencias que reflejan las transformaciones porque el Tao es eterno, no podemos desaparecer porque estamos dentro de Tao, y todo lo que hay en Tao es perpetuo con él, cambia de forma, muta, modifica su aspecto en una permutación infinita sin principio ni fin, por eso nada perece, porque todo sigue permaneciendo dentro de Tao, nada sale de él.
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Esta búsqueda se había iniciado a temprana edad en la representación de Dios; con el tiempo, Dios y Tao pasaron a ser lo mismo para mi conciencia. Así fue que busqué a Dios y lo encontré en todos los lugares, en la naturaleza, en la vida, en la inteligencia de las leyes, en la niñez, en todas las personas, en el arte, en la ciencia, en la existencia misma, dentro mío formando parte de mi ser, no obstante, sin saber qué, algo no cerraba en esta ecuación por más que mi sentimiento estaba afirmado en una profunda convicción y certeza que provenía de una vivencia profunda y no de una mera creencia o dogma.
Hasta que, como dije, comprendí que estamos dentro de Dios, estamos en la Mente de Dios (dentro de Mahamudra), somos parte del cuerpo de Dios, no es que él esté en algún lugar, no... nosotros estamos dentro de él; todo lo que existe y la existencia misma se encuentra dentro de Dios, por lo que, tanto el infinito como la eternidad están en Dios, y junto con ello, todos y todo cohabitamos en el interior de Dios-Tao.



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