Crear es abrirse a la dimensión profunda del Ser, donde se está siempre naciendo. Parir lo que vive en el fondo del alma propia, nutriéndose con la placenta de universos únicos. Darle voz a un niño que siempre nace despierto, antes que la voz subliminal del conformismo lo atrape en un dormir sin sueños. Saltar de la potencia al acto regando alimento de semillas nuevas. Plantarle cara a la verdad inherente, que si es sincera resuena vibrando en los demás. Brindarle al mundo la magia de la propia alquimia. Llevar lo humano peldaño arriba en su condición; ser partícipes conscientes de la gran Obra colectiva.
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