Admítelo. No eres como ellos. No estás siquiera cerca de serlo. Puede que ocasionalmente te vistas como uno de ellos, mires los mismos despreocupados programas de televisión que ellos, quizás a veces incluso comas la misma comida rápida. Pero parece que entre más intentas encajar, más te sientes como un forastero, viendo a la ‘gente normal’ mientras siguen con sus existencias automáticas. Pues por cada vez que dices contraseñas del club como 'Que tenga un buen día’ y 'El clima está terrible hoy, ¿eh?’, adentro anhelas decir cosas prohibidas como 'Dime algo que te hace llorar’ o '¿Para qué piensas que es el deja-vu?’. Admítelo, incluso quieres hablar con esa chica en el elevador. ¿Pero qué pasaría si esa chica en el elevador (y el hombre calvo que pasa por tu cubículo en el trabajo) están pensando lo mismo? ¿Quién sabe lo que podrías aprender de aprovechar una oportunidad de tener una conversación con un extraño? Cada quien lleva una pieza del rompecabezas. Nadie llega a tu vida por mera coincidencia. Confía en tus instintos. Haz lo inesperado. Encuentra a los otros.
Timothy Leary
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