“ Los cristianos se ven obligados a convencer a los paganos y a los ateos, con el fin de salvar sus almas, de que Dios existe. Los ateos se ven obligados a convencer a los cristianos de que la creencia en Dios es una superstición primitiva e infantil, que hace un gran daño al progreso social. Y a causa de ello pelean sin cesar los unos con los otros. Mientras tanto el Sabio taoísta se sienta tranquilamente junto a un río, tal vez con un libro de poemas, un vaso de vino, y algunos artilugios para pintar, disfrutando del Tao a su gusto, sin siquiera preocuparse de si éste existe. El sabio no necesita afirmar al Tao, ¡está demasiado ocupado disfrutando de El!
Extraído del libro “Silencioso Tao” de Raymond M. Smullyan
No hay comentarios:
Publicar un comentario