viernes, 8 de julio de 2016

Simbolismo del Daruma



Los japoneses tienen un juguete al que llaman Daruma. El nombre es la versión japonesa de Bodhidharma, que fue el fundador del Budismo Zen en China. Un Daruma es un pequeño muñeco redondo con un peso en su base. Es en realidad la figura de Boddhidharma sentado en meditación, y hay dentro de él una campanilla que suena cada vez que el muñeco se mueve de un lado a otro abandonando la posición vertical. Como el peso está en la base, el muñeco "trata" de volver a la posición recta y mantenerla cada vez que la pierde. Si esto no ocurre se queda tranquilamente sentado sin hacer el menor sonido. El principio que lo hace funcionar nos es conocido, ya que también se lo utiliza en ciertos juguetes de Occidente.

¿De qué modo sirve este muñeco para "describir" al zazen o Budismo Zen? Cuando no lo molestan, Daruma se queda tranquilamente sentado y no tiene nada que "decir". Cuando se lo molesta, cuando -por así decirlo- algo en su entorno lo afecta, él "responde". Puede rodar si le dan golpes. Responde volviendo siempre a su posición erecta, tranquila. Parte de su respuesta es el sonido de su campanilla. Es algo así como si gruñera porque lo molestan, o también como si estuviera expresando, o pensando, la forma de librarse de la fastidiosa situación. Cuando desaparece la dificultad, cuando logra recuperar el equilibrio, cuando vuelve a estar de acuerdo con su mundo, deja de quejarse, o de hablar y pensar. Éstas, según podemos verlo por el muñeco, son simplemente formas de recuperar el equilibrio, y cuando ya no son más necesarias no vuelven a utilizarse.



Sentado tranquilamente, Daruma representa la condición de no-mente de la que tanto se ha hablado en relación con el Budismo Zen, y que no obstante es tan sencilla como lo muestra el muñeco. En cierta forma, no es más que estar quieto. Significa también poder balancearse en las "tormentas" y volver a colocar la quilla en su debida posición. Es asimismo poder utilizar los medios prácticos de que disponemos para hacerlo, tales como el pensamiento. El muñeco Daruma simboliza todo eso, y vale la pena tenerlo en cuenta de vez en cuando, como una ayuda para lograr esta tranquilidad que es la meta, a la vez que la práctica, del zazen.



Texto extraído del libro "La sustancia del Zen", de Paul Wienpahl, Editorial Dédalo, Bs. As, 1974

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