El gozo del instante presente; el disfrutar la vivencia que transcurre; el deleitarse con la vida que está sucediendo en el mismo momento, con lo que pasa en el aquí y ahora; la delicia indescriptible del aire que se inhala durante la respiración consciente que, únicamente, puede ser experimentada en el ahora, digo: a-hora, que significa sin hora, sin tiempo (a-tempore) atemporal, contrario a lo transitorio, que igualmente puede ser traducido como a tiempo (puntual) no fuera de tiempo, sin llegar tarde a la vivencia real del Ser y el Estar. Asimismo, el experimentar el encanto de sumergirse emocionalmente en la situación que acontece, sumergirse en la naturaleza, en un paisaje; zambullirse de lleno en el instante, en el momento, en el presente, en el aquí y ahora, es, precisamente, de lo que se trata el maravilloso arte practicado por los taoístas de antaño, conocido como Feng Liu (风流 - fēngliú).
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Digamos que, para estas almas que jamás se consideraron taoístas (nosotros los llamamos así para identificarlos y saber de quiénes estamos hablando), que, entre muchas comunidades, conformaron en el año 240 aprox. el famoso “Retiro de los Siete Sabios del Bosque de Bambú” (竹林七賢 - zhúlín qī xián), estuvieron centradas en el feng-liu, sin duda, almas que han dejado un gran legado a la humanidad.
Su argumento principal consistió en que perderse la percepción del momento del instante presente por dejarse cautivar por algunos de los intereses que la mente gestiona sin cesar, por una especulación o mera proyección del pensamiento, es perderse la vida. Lisa y llanamente.
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Es decir, ponerle una intención al momento presente, es la mejor manera de erosionarlo. Por ejemplo, irse con la mente al momento siguiente, es matar el presente. Especular con la siguiente hora, es desvanecer el ahora. Toda buena intención que se ponga en el mañana, toda meta, es un viaje directo y sin escala al último instante de vida en este plano.
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Sentir el pulso cardíaco, la sensación que vibra en el interior del pecho, el chi vital que circula por el corazón junto con la respiración consciente, es una de las herramientas para recuperar la vida, y ésta es una de las primeras pautas prácticas del Fengliu.
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