Monje taoísta a las puertas del templo Hou Shi Wu, China
Ciertos filósofos chinos que escribieron alrededor del siglo IV A.C. expusieron unas ideas y un modo de vida que llegó a ser conocido con el nombre de Taoísmo.
El término Tao, se traduce se diversas formas: Curso, Vía o Sentido son algunas de ellas.
El Tao Te King, conocido como El libro del curso y de la virtud, expone estas ideas a lo largo de 81 capítulos breves.
Este libro, que no se deja encauzar por el lado de la filosofía ni de la mística, es el portal de una sabiduría sencilla, que conlleva una actitud vital muy especial.
Los principios de esta actitud vital se expresan a partir de la sabiduría del agua: blandura, adaptabilidad, no forzamiento, no resistencia, cualidades que consiguen vencer lo duro, lo fuerte y lo violento.
Fluir sin forzar, intentando no extraviarse del curso, es el elemento esencial de esta actitud vital.
Consideramos al taoísmo como una “práctica transformadora” ,que se inscribe en el sentido de “nutrir la vida”.
Créditos: María José Iglesias
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